Ziluriano Mayor

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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Que tal chic@s del coro, esta vez les traigo algo mas ammm profundo por asi decirlo , algo para reflexionar, asi que empesemos sobre esto: El Arbol de la Vida...

Árbol Sefirótico. También es llamado Etz Jaiim, Árbol de Vidas, y también es conocido como "Los 32 caminos de la Sabiduría".


Se le considera cosmología de la cábala.

Es una representación conceptual empleada para comprender las relaciones  que se dan en el universo, principalmente la interacción humana y especialmente los mecanismos para servir al Eterno.

Pero también sirve como modelo para simbolizar los mecanismos por los cuales, el Eterno, descubre su operar en el Universo.
Algunos creen que este «Árbol de la Vida» de la Cábala corresponde al Árbol de la Vida mencionado en la Biblia (Génesis 2, 9).
Este concepto místico más tarde fue adoptado por algunos cristianos, hermetistas, y aún paganos.






Este Árbol constituye una unidad indisoluble e indivisible y que todas sus partes son aspectos inseparables de la Unidad. Es decir, que debemos verlo como un todo.
Se compone de diez emanaciones espirituales por parte de Dios, a través de las cuales dio origen a todo lo existente. Estas diez emanaciones, para formar el Árbol de la Vida, se intercomunican con las 22 letras del alfabeto hebreo.



Enumera los 32 senderos que conducen a la Sabiduría: los diez Sefirot Belimá y las 22 letras-cifra del alfabeto sagrado. Letras y dígitos son la base de los ingredientes básicos de la creación: la cualidad y la cantidad. Las cualidades de cualquier cosa se pueden describir con palabras formadas por letras, mientras que todas sus cantidades asociadas se pueden expresar con números.

Los Sefirot Belimá, o numeraciones puras, son los atributos de la divinidad, los elementos más simples, reducidos a la escala de la inteligencia humana, que contienen el Shem Shemaf Orash, la fórmula de la Creación o el Nombre del Poder, el nombre secreto de Dios.
Los diez Sefirot se disponen esquemáticamente en forma de árbol (recuerde el Árbol de la Ciencia, del Conocimiento, en el Paraíso) en el que los Sefirot serían frutos y las ramas intermedias serían los canales sefiróticos por los que «discurre la luz» según los textos cabalísticos, de modo más o menos intenso según la posición relativa que cada uno ocupa dentro del árbol.
Esta disposición de diez esferas interconectadas, o sefirot, representan los atributos que Dios creó y a través de los cuales se manifiesta en el universo físico y místico.

En conjunto, las diez sefirot proporcionan una imagen paso a paso de la creación y del sendero del individuo hacia la iluminación.

Ninguna de las diez sefirotes esta separada de las demás; funcionan en un estado místico de unidad dentro del Árbol de la Vida, formando una perspectiva mas completa del todo perfeccionado.

Las diez sefirot se dividen en cuatro reinos: Atzilut, el mundo de lo sobrenatural

Beriá, el mundo creativo de los arquetipos y los ideales

Yetsirá, el mundo de la formación

Asiá, el mundo material  de la creación manifiesta.

Las sefirot están conectadas entre si por medio de veintidós canales o caminos, que representan las veintidós letras alfabeto hebreo. Cuando se combinan con las diez sefirot, los veintidós caminos suman el número 32, que hace referencia a los treinta y dos caminos de la sabiduría de la Cábala.

ESQUEMA DEL ARBOL SEFIROTICO


Keter (corona), primera séfira. Es la cabeza de donde emana la luz. A partir de allí surgen las 22 letras del alfabeto hebreo. Keter es el NO SER, no la NADA; es el YO SOY o YO SERé. El resto de las sefirot forman una escala que une a Keter con Maljut (el Reino).
Luego convocó a Mem, la coronó y formó la tierra en el mundo, el frío en el año y el vientre en el macho y en la hembra. Más tarde coronó a Shin, formó el cielo, el calor en el año y la cabeza en el macho y en la hembra. Así, el Todopoderoso siguió estampando el alfabeto y creó medidas de tiempo, planetas, constelaciones y cualidades humanas.


De Keter nacen Jojmá (sabiduría), principio macho activo, y Biná (inteligencia), principio hembra pasivo. Jojmá y Biná son los platillos de una balanza y con Keter forman un triángulo indivisible, el Rostro Oculto, el Misterio de los Misterios.

De Jojmá nace Jesed (clemencia) y de Biná, Guevurá (rigor). Guevurá y Jesed se complementan con Tiferet: tres atributos divinos que culminan con la séfira Tiferet, que representa la belleza.

Además, Tiferet es la armonía del Bien y de allí surgen Hod (gloria) y Netzaj (victoria). Belleza, gloria y victoria culminan en la novena séfira, que es Yesod: fundamento, elemento reproductor, principio generador del universo. Maljut es la última séfira y simboliza el Reino, atributo armónico entre las cualidades divinas y el mundo.

Observando el cuadro sefirótico, podemos apreciar un mundo no manifestado, el Ein Sof, el Secreto, lo que el hombre jamás comprenderá.
Estos diez aspectos divinos pueden esquematizarse en una rueda sefirótica que representa el corazón de Dios, en cuyo centro está la belleza (Tiferet). Desde Tiferet surgen una serie de venas por donde circula la Savia Divina.

 desarrollando Los 32 caminos

La palabra sefirá, singular de sefirot, proviene de la raíz SFR, que significa: `numerar', `contar', `explicar', `escribir', `instruir' y `determinar'; pero que los cabalistas usan en el sentido de «emanación divina».
Dios dibujó 32 caminos desde la corona (Keter) hasta el Reino (Maljut).
El número 32 es la quinta potencia de 2, es la quinta esencia del hombre. Estos 32 caminos están representados por las 10 sefirot y las 22 consonantes hebreas.

Elhoim es el nombre usado en todo el primer capítulo del Génesis para describir el acto de la creación, y las 32 veces que aparece, corresponden a los 32 senderos de Sabiduría.

Los 32 senderos, expresados como división, constituyen manifestaciones del Entendimiento. La Sabiduría, entonces, representaría el pensamiento no verbal, mientras que el Entendimiento sería su verbalización.
En hebreo el número 32, escrito Lamed Bet (Lev), es la palabra que sirve para designar al corazón; y es que el corazón es la parte del cuerpo en la que se manifiesta la acción de la Mente, el vínculo entre la mente y el cuerpo del individuo. El “rey del alma”.


A la derecha del árbol está el plano de la expansión y a la izquierda el de la atracción.
Expansión -positivo- macho
Atracción -negativo- hembra
La hembra atrae al macho
Diez dedos, diez sefirot, relación hombre-Dios y el decir, la lengua. El decir y el hacer. Por medio de la palabra, el hombre ejecuta con sus manos y le da forma a sus pensamientos.
Yesod es la séfira que expresa Fundamento. Denota el órgano viril de la Creación. Diez dedos de los pies y el centro, significando el pacto entre Abraham y Yahveh: la circuncisión.

El árbol de la Vida marca la evolución del hombre, su ascenso para alcanzar Atributos Divinos, para crecer místicamente, para conocer la Verdad.

Los Maestros de la Tradición enseñan que el objeto principal de la búsqueda del hombre, conocer a Dios, sólo se alcanza por medio de un don, es decir, que se trata de algo que se da y se recibe, éste es el sentido de la palabra «Cábala».

Por lo tanto, este objetivo no se logra por elucubración personal o como quien resuelve una ecuación, sino que se realiza como por succión del fruto de un árbol, absorbiendo su esencia, así lo describe Isaac, el ciego, en su comentario al Sefer Yetsirá I, 1. En el Apocalipsis de San Juan (XXII, 14) está escrito: «Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al Árbol de la Vida...»

Este árbol «fuente de vida eterna» es el que caracteriza al Paraíso Terrenal, y ¿qué puede ser fuente de vida eterna sino Dios mismo? Pero resulta que Dios sólo puede ser accesible al hombre en tanto que manifiesto y localizado.

Es por ello precisamente, por lo que el punto de referencia principal de los cabalistas lo constituye el Mundo divino o Manifestación divina, al que simbolizan mediante un esquema: el Árbol sefirótico; que siempre se mantendrá como punto de referencia, directa o indirectamente, en todos sus escritos.


 Esto es todo por hoy chicos...

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